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«Los días no nos cambiarán las palabras a menos que con las palabras cambiemos los días». Cuando me disponía a escribir este artículo, apareció esta frase de Eulalia Lledó extraída de su libro El poder de las palabras y me pareció un comienzo inmejorable para lo que hoy os vengo a contar pues enlaza perfectamente con nuestro refranero español “obras son amores y no buenas razones”.


La pandemia y el cambio climático sumado a la crisis del sistema económico y a dos siglos de revolución industrial nos han llevado a un momento sin precedentes en la Historia donde urge tomar decisiones y urge hacerlo ya. En toda la historia de la
humanidad nunca el mundo se había transformado tanto y tan rápido como en los dos últimos siglos en los que hemos saqueado nuestros recursos, vaciado nuestros pueblos y abarrotado las grandes ciudades.

Con todo esto como punto de partida, a finales de este verano, Luis de Cristóbal, me propuso formar parte de un Think Tank muy especial: Repueblo cuyo objetivo es repensar, relocalizar y reavivar nuestros pueblos tomando como punto de partida el
encuentro de grupos de expertos de distintos sectores unidos con este único propósito.

En un primer momento yo que, como buena periodista metida a empresaria, me considero aprendiz de todo y maestra de nada, pensé que quizá me iba a meter en un jardín, pero mi curiosidad infinita no pudo negarse y me uní a esta aventura en su edición de Trujillo (últimamente tomo muy buenas decisiones).

Mi reflexión: Repueblo supone un cambio en mi vida


Ahora que han pasado unos días, que he tomado distancia y que me pongo a reflexionar sobre este intensísimo fin de semana en donde no sé si yo aporté mucho pero que para mí ha supuesto un antes y un después en mi vida profesional, quiero que lo conozcáis a través de mi mirada.

En la marmita que fue Trujillo, Luis mezcló a un reputado economista, José Carlos Díez, desprendido, vivaz y con una larga experiencia en análisis. También a una promotora turística, Eva Ballarín, inteligente, humana, ágil en pensamiento. Una experta en alimentación y en artesanía pastelera, Isabel López Resina, increíblemente perspicaz y aguda en conclusiones. A Carmen Madrid, conocedora a conciencia de los recursos europeos, alegre y generosa con su conocimiento. A una jovencísima consultora y empresaria, Inês Lebre, ágil de pensamiento y valiente con las soluciones. A Francesco María Autolino, director académico, sereno y certero en ideas, y, por último, yo, Paloma García, empresaria de moda sostenible y circular ¿qué podía salir de aquí? Ya os lo digo yo ¡chispas!

Parafraseándome a mí misma, Repueblo Miajadas-Trujillo consiguió reunir a inteligencias muy diferentes que al entrar en contacto produjeron una reacción en cadena, eléctrica y muy productiva, con la que consiguieron identificar una batería de
soluciones sin los condicionamientos ni los prejuicios que los habitantes de la comarca pudieran arrastrar empujados por la inercia de la convivencia.

Recibimos y escuchamos las inquietudes y opiniones de sus políticos, asociaciones, sociedad civil, jóvenes empresarios y estudiantes, todos ellos ingredientes necesarios para que el guiso que se nos invitó a cocinar estuviera completo. Sus conclusiones las encontráis recogidas en la web de Repueblo, destaco: mejorar la Comunicación de la valía de la comarca tanto entre ellos como hacia el exterior, crear una red de conexiones entre todas las iniciativas o impulsar de la increíble innovación tecnológica que se da en el terreno desde iNovo.

Con tristeza constaté que en el sector que a mí me atañe, el textil, la moda sostenible, las tradiciones artesanas del bordado, todo se ha perdido y lo poco que se conserva es residual y condenado a su desaparición ya que nadie está contemplando una atención concreta ni un relevo generacional de los bordados típicos de la zona ni se destinan recursos a formación en este sentido. El textil que se consume es el normalizado a nivel mundial y la sostenibilidad en este ámbito no se la han planteado nunca, centrados como están en la agricultura y el turismo. Creo que en este punto se pierde una oportunidad de empleo verde y de calidad, tienen muy cerca comarcas en el norte de Cáceres y el sur de Salamanca con las que conectar e impulsar proyectos textiles. Si comenzamos a formar a los jóvenes en la recuperación del textil y ahondamos en lo que significa vestir y producir sosteniblemente nuestra ropa se abre otra puerta en la lucha contra la despoblación.

Como última medida he dejado la más lúdica pero la que más alegrías puede dar.

Nada más humano que socializar y nada como un bar, aquí y en las Chimbambas, para hacer de cada uno de nosotros un experto en algo. Un bar nos convierte en arbitro, juez, arquitecto y ahora muchas veces en virólogos, un bar nos desinhibe y nos impulsa a salvar el mundo al menos con el pensamiento y sin mayores consecuencias nos volvemos para casa y ¡hala, ya lo hemos arreglado todo!. Pero en la historia de la humanidad ha habido grandes ejemplos de que bien seleccionado y focalizado el grupo de reunión los resultados pueden ser asombrosos: el café Gijón, el Pombo, los Ateneos, ciertos pubs británicos.

Por ello, Repueblo impulsa el nacimiento del #ClubTónic, un punto de reunión y networking de los agentes locales que hasta ahora no mantenían lazos, con el fin de identificar recursos, diseñar iniciativas novedosas y, sobre todo, pasar del dicho al hecho y materializar las propuestas. Pasar a la acción.

#Clubtonic clubtonic es el club de líderes de Repueblo

Para finalizar quiero destacar la clarividencia, proactividad y entusiasmo de Luis de Cristóbal que está consiguiendo alborotar y cambiar los pueblos de España con su iniciativa para situarnos de pleno en el siglo 21, el siglo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). que nos piden llegar al 2030 sin dejar a nadie atrás, maridar tradición e innovación poniendo por delante siempre nuestra Humanidad.

Nuestra España Vaciada agoniza de forma evidente y hay quien no se piensa quedar de brazos cruzados porque como dice el astrónomo británico, Martin Rees, «nuestra Tierra ha existido durante 45 millones de años, pero este siglo es especial. Es la primera vez que una especie, la nuestra, tiene el futuro del planeta en sus manos».


Con Repueblo, gracias a Luis, pasamos a la acción.