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Mis raíces están en Sigüenza, pero estudié en Madrid y he vivido largas temporadas fuera de España. En cualquier caso, los recuerdos que tengo asociados a mi niñez, y a la felicidad de la juventud, siempre tienen el tañir de las campanas de la Catedral, la gran Fortis Seguntina, que acaba de cumplir 850 años, como banda sonora.


Las peñas, los gigantes y cabezudos, las verbenas de ese Paseo de La Alameda, tan bonito y al que le debemos tanto… La Virgen de la Mayor, rodeada de flores, San Vicente, y su hoguera, los arcos de San Juan y el olor a cantueso. Me resultaba muy difícil olvidarlo cuando estudiaba en Madrid, o cuando vivía en ciudades europeas, no más frías que Sigüenza, pero desde luego mucho menos cálidas e intensas.

Sigüenza, mi referente


En realidad, cuando lo pienso detenidamente, Sigüenza siempre ha sido mi referente. Esa luz de las piedras, sobrenatural, esos sonidos característicos, o esa manera de aparecer ante los ojos cuando uno llega, son un catalizador poderoso de mis sentimientos más profundos. Pasados los años, me enamoré en Sigüenza, y tuve a mi hija, Carmen, seguntina de pies a cabeza. Di el paso de volver, para ya no marcharme. Di el paso de elegir Sigüenza. Ahora, vivo en Sigüenza por convicción.

Sigüenza Capital Medieval de Guadalajara


Como todos los seguntinos, de nacimiento, adopción o corazón, tenía en la mente la necesidad de hacer algo por esta tierra. Creo no conozco a ni uno sólo que no haya aportado su granito de arena para que Sigüenza brille con su luz propia, pero también con la que le aportan la de quienes la queremos tanto.

Buscar lo mejor para Sigüenza


Llegado el momento, y por avatares de la vida, surgía la oportunidad de liderar un proyecto político, al frente de un grupo de personas responsables y comprometidas. Y no lo dudé. Tan vinculada estoy a esta tierra, que asumí la responsabilidad de buscar lo mejor para ella, para quienes la habitan, optando a la alcaldía.


Y fueron los seguntinos quienes me dieron la oportunidad. No puedo imaginar una responsabilidad mayor que encabezar un proyecto para volver a poner de moda a una ciudad, a un municipio, que sin ninguna duda se lo merece, otorgada por personas que la quieren, por lo menos, tanto como la quiero yo.

Teletrabajar sin complejos desde el mundo rural


Hoy, en Sigüenza se puede trabajar y vivir sin complejos con respecto al mundo digital. Ha llegado la fibra. Las reuniones virtuales son una realidad para muchos seguntinos. Y el ritmo de implantación de la fibra óptica nos llena de optimismo. Son muchos los que se están planteando volver, ahora que la brecha digital desaparece.


Madrid, está A2 pasos, Zaragoza, también, y nuestra oferta cultural en nada tiene que envidiar a la de cualquier capital de provincia. Podemos optar por ese ocio inverso, de acercarnos a la gran ciudad un sábado o un domingo. Sin prisas. Y el tren. El objetivo de nuestra comarca no es evitar que nos quiten trenes. Es lograr que venga más, y que vengan llenos.


En primera persona puedo decir que en 2020, en Sigüenza, con alta velocidad de internet, todas las posibilidades de ocio, de practicar deporte, incluso algunos como el MTB inaccesibles en entornos urbanos, con acceso a tiempo libre neto, sin el menoscabo de los desplazamientos, nuestra vida es mejor que la de la ciudad. Por mi labor, tengo decenas de reuniones a la semana, y todas las puedo mantener ya, desde el medio rural, con cualquier parte del mundo. Por eso, mi mensaje para la gente joven es que hoy, vivir en Sigüenza es sinónimo de estar conectado al mundo, pero respirando el mejor aire de España.

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Seremos Patrimonio de la Humanidad

Por último, quiero recordar que luchamos, instituciones y ciudadanos unidos, con lo que hemos considerado la mejor arma posible: reivindicarnos como Patrimonio Mundial. El día, aún lejano, que lo logremos, habremos conseguido dos cosas: por un lado, dignificar la labor de quienes nos precedieron, y por otro, asomar al futuro a las nuevas generaciones de seguntinos. Aunque, como siempre digo, y aunque quede mucho, la meta está en el camino.